Una época de Revoluciones, grados octavos , semana del 13 al 16 de octubre
Buenas Noches estudiantes del grado 801 y 802
Profesora : Judith Martinez
Area : Ciencias Sociales
Esta es la semana del 13 al 16 de octubre ya tenemos una nota del trabajo de organismos de control , esta semana envio informacion para el cuaderno y la siguiente semana envio trabajo hasta que no terminemos este tema no podemos evaluar , ustedes van a ver algunas clases de historia pues ya trabajamos Democracia y Geografía , entonces esperamos que nos pueda rendir este corto tiempo favor pasar la información al cuaderno, estudiar y repasar y en la siguiente semana que nos toque yo envío las preguntas para el logro 2 , muchas gracias
El trabajo de ética se debe enviar en la semana del 13 al 16 de octubre , gracias
TEMA : EUROPA A FINALES DEL SIGLO XVIII
LA ILUSTRACION
Conjunto de 17 volúmenes editados en, París, Francia, entre 1751 y 1772, por Denis Diderot y Jean Le Rond d´Alambert, con el objetivo genérico de difundir las ideas de la Ilustración francesa. De hecho la filosofía que difunde se identifica con el afán de crítica, o de aplicar la «luz» de la razón, a todos los campos del saber, en especial a aquellos en que se pone de manifiesto de forma más directa la concepción político-social y religiosa de la época.
El nombre de enciclopedia no aparece hasta el siglo XVII, pero proyectos de reunir en una sola obra el conjunto del saber los ha habido desde la antigüedad. Pueden considerarse verdaderas enciclopedias la Historia natural de Plinio el Viejo, las Etimologías de san Isidoro, muchas de las obras recopiladoras que se producen en el período de la baja Edad Media, las Sumas de los escolásticos, el Dictionnaire historique et critique de P. Bayle.
La diferencia fundamental entre las enciclopedias antiguas y las modernas está en que aquéllas persiguen conservar los conocimientos de una época y éstas más bien difundirlos; unas y otras, no obstante, mantienen la característica común de la falta de originalidad.
La Enciclopedia francesa del s. XVIII surge casi de forma anecdótica, al aceptar Diderot la traducción del diccionario de Chambers, Cyclopaedia o Universal Dictionary of Art and Sciences (1728), inicialmente confiada a otros, que Diderot comenzó más bien a transformar y reconstruir que simplemente a traducir. Los editores aceptaron la sugerencia de publicar una obra original y así nació el proyecto o Prospecto de la Enciclopedia, en 1750.
Diderot pidió la colaboración de d´Alembert, quien se encargó de redactar el Discurso preliminar. En él d´Alembert presenta la Enciclopedia como un sistema de todos los conocimientos humanos; al ser éstos inabarcables, busca una manera de representarlos en síntesis y, para ello, sigue la clasificación del «árbol del canciller Bacon», que divide la actuación de las facultades intelectuales y fabriles del hombre en facultades de memoria, razón e imaginación. La memoria es la sede de la experiencia o del conocimiento directo (historia); la razón, de la reflexión hecha con el razonamiento (filosofía); la imaginación, de la imitación reflexiva (bellas artes o poesía). Cada uno de estos grandes grupos de ciencias y actividades humanas se subdivide en muchos otros apartados que configuran, en definitiva, el árbol «de las ciencias, de las artes y de los oficios».
El primer volumen aparece en 1751; su publicación se suspenderá en 1752, tras la publicación del segundo volumen, y en 1759, cuando d´Alembert se retira del proyecto y se suprimen los permisos de publicación concedidos. A partir de esta fecha, publicados siete volúmenes, Diderot prosigue solo la edición de diez volúmenes de texto y cuatro de índices hasta 1765 y, posteriormente, cuatro volúmenes más de índices hasta 1772. Colaboran en la obra Rousseau, Voltaire, Duclos, Holbach, Quesnay, Turgot, Toussaint y otros escritores y philosophes ilustrados (hasta un total de 160).
La crítica y hostigamiento contra los prejuicios, la ignorancia y el error, el cuidado en definir y precisar bien los diversos conceptos, el espíritu de defensa de las libertades, el escepticismo derivado de la influencia de P. Bayle y el empirismo inspirado en Locke, concitan una pronta animadversión por parte de jansenistas, jesuitas y diversos centros de opinión y poder.
La Enciclopedia ha sido considerada por la historia como el aparador de las ideas de la ilustración francesa y una de las obras más libres del espíritu humano.
La Enciclopedia se proponía hacer un inventario de lo conocido, y para esto examinarlo todo, removerlo todo sin excepción y sin miramientos; pisotear las viejas puerilidades, derribar los ídolos que la razón desaprobaba; y poner un signo glorioso a los valores modernos. No contendría nada superfluo, nada anticuado; todo en ella estaría en acción y vivo; ni siquiera se contentaría con explicar y describir; grabados y láminas mostrarían las formas concretas del trabajo incesante que crea la civilización. Esta era la segunda gran ambición de la obra, junto con la exposición metodológica de los conocimientos.
La Enciclopedia se insertaba en un movimiento general que exaltaba y dignificaba las artes mecánicas -la técnica- que los puros pensadores ignoraban o desdeñaban y a los que solo la especulación pura les parecía digna. !Honor a los que contribuyen a la felicidad terrena!. El instrumento de la felicidad sería el progreso material.
El Despotismo Ilustrado
Constituyó una forma de gobierno que trataba de conciliar el absolutismo con las nuevas ideas de la Ilustración, intentando para ello conjugar los intereses de la monarquía con el bienestar de los gobernados. Se desarrolló durante la segunda mitad del siglo XVIII.
El término tiene su origen en la palabra italiana "Déspota", es decir, soberano que gobierna sin sujeción a ley alguna.
Carlos III de España | Buena parte de los soberanos europeos desarrollaron en mayor o menor medida esta forma de gobernar, utilizando su indiscutible supremacía como herramienta para incentivar la cultura y la mejora de las condiciones de vida de sus súbditos. |
Para llevarla a cabo se valieron de una serie de reformas que en cierto modo buscaban modernizar las estructuras económica, administrativa, educativa, judicial y militar de sus respectivos estados. |
Todo ello, sin embargo, respetando la esencia del régimen absolutista y la división estamental de la sociedad. La planificación y puesta en práctica de esas actuaciones recayó sobre una serie de ministros y altos funcionarios de la administración estatal, entre los que destacaron el marqués de Pombal en Portugal, el marqués de la Ensenada en España o Turgot en Francia. |
Descollaron los siguientes déspotas: No obstante, la moderna historiografía pone en duda la verdadera intencionalidad reformista de algunos de ellos. Tal es el caso de Catalina de Rusia o Federico el Grande de Prusia. |
En Francia, cuna de las revoluciones burguesas, el despotismo ilustrado no alcanzó el relieve que en otros estados europeos, ya que las iniciativas de sus defensores (los ministros Turgot, Necker, Brienenne o Calonne) se toparon con la incomprensión y oposición de los privilegiados a los que las reformas afectaban negativamente. |
Las limitaciones del despotismo ilustrado fueron evidentes: obtuvo relativos éxitos en los campos administrativo, educativo y económico. Sin embargo fracasó en el social ya que sus promotores no fueron partidarios de acometer reformas en profundidad que pudiesen alterar las viejas estructuras del Antiguo Régimen. Este fracaso abrió el camino a posiciones más radicales. A la postre, el intento de modernización del absolutismo se vio frustrado por las revoluciones burguesas, hecho al que se había anticipado Inglaterra en el siglo XVII tras el establecimiento de la monarquía parlamentaria. Las Revoluciones Políticas del Siglo XVIII A finales del siglo XVIII se presentaron una serie de revoluciones políticas que cambiaron el antiguo régimen y consolidaron un nuevo sistema de gobierno llamado republicano. Esas revoluciones fueron: La Independencia De Las trece Colonias
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Esta guerra en América fue una extensión de la que se dio en Europa, como resultado de la rivalidad económica entre ambas naciones y los conflictos por la definición de los límites de sus posesiones coloniales al norte del continente americano. Con el apoyo de los colonos, las tropas británicas vencieron a las francesas, y por esa razón, Francia tuvo que ceder a Inglaterra la región de Canadá y a España la región de la Louisiana. Inglaterra no sólo obtuvo una porción de territorio cuyo control deseaba ejercer aún en contra de las ambiciones e intereses de los colonos, también heredó un déficit financiero que quiso sanear mediante la imposición de medidas políticas y económicas que afectaban a aquéllos. Veamos: | ||||||||||||||||||||
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Los colonos trataron de que las nuevas medidas no se aplicaran, alegando que el Parlamento inglés carecía de autoridad para legislar sobre ellos, puesto que no tenían representación política en él y contaban con sus propias instituciones representativas. Sucesivamente, solicitaron al Parlamento la derogación de esas medidas, organizaron boicots y embargos comerciales, formaron sociedades secretas, asociaciones locales y comités intercoloniales, entre otras acciones que fueron expresión concreta de los sentimientos de agravio, oposición e inconformidad ante la nueva situación. Escritores, políticos, publicistas y abogados hicieron su labor al apelar a las ideas de la Ilustración para defender sus demandas: Benjamín Franklin, Thomas Jefferson, Thomas Paine, George Washington, son algunos de ellos.
LA REVOLUCION FRANCESA https://www.youtube.com/watch?v=ttdq818TGD0 ( Resumen del video) La Francia de 1799 era totalmente distinta a la de 1789. En apenas una década, la Revolución había creado un estado completamente nuevo. De una monarquía absolutista se había pasado a una república. Ya no había súbditos, sino ciudadanos. La sociedad, antes capitaneada por aristocracia y clero, tenía ahora en la burguesía su motor principal. Tan irreconocible estaba la nación y tan original era el modo en que se había organizado que hubo de remontarse a la Roma clásica para dar nombre a sus nuevas instituciones: Senado, Consulado, Tribunado, Prefectura... Las leyes y la economía, el arte y la ciencia, la educación, el ejército, el papel de la Iglesia, la administración territorial... todos los aspectos del estado habían cambiado respecto del Antiguo Régimen. E, inevitablemente, el modelo de esta renovación integral se tomó como ejemplo en aquellas otras latitudes en que también se perseguía la soberanía del pueblo en los asuntos colectivos, la libertad política y la igualdad ante la ley. Francia estaba de estreno tras el vendaval revolucionario y el mundo la miraba fascinado. La hora de la burguesía El establecimiento del régimen republicano en 1792 había abolido los privilegios de casta imperantes desde la Edad Media. Con la caída del máximo exponente de esta estructura feudal, el rey, desaparecieron derechos arbitrarios, como el contundente peso político de los nobles sobre el resto de la población. También se suprimieron los diezmos, esa parte de la cosecha que se destinaba como tributo a la Iglesia o a la Corona, y se eliminó la primacía de los hijos mayores en la herencia de las propiedades. Los grandes beneficiarios de estos cambios fueron quienes los habían provocado, los burgueses. En la práctica, la mejora de su situación se manifestó en una redistribución, favorable a su clase, del poder político y la propiedad privada. La posesión de bienes, libre de los condicionamientos señoriales, hizo que cualquier francés económicamente independiente fuese un elector y un posible miembro del gobierno del estado: un ciudadano. Así, la antigua estructura de la sociedad, vertical y estanca, dio paso aun activo esquema horizontal, donde cualquiera podía acceder a los cargos públicos y a la propiedad. El país galo, donde las tierras y las riquezas pronto estuvieron repartidas entre muchos más titulares que poco antes, se convirtió en el europeo con mayor cantidad de pequeños propietarios. Esta realidad socio económica tuvo su expresión política fundamental en la constitución de asambleas de representantes. Los ciudadanos, mediante elecciones, delegaban libremente su cuota de poder público en diputados que abogaban por sus intereses. Estas cámaras, lo mismo que sus homólogas en Estados Unidos, fueron los primeros antecedentes modernos de los actuales parlamentos democráticos. La ideología fraternal de la Revolución se dejó sentir con toda su fuerza en el tratamiento de las personas por parte de la ley.El mismo concepto igualitario se introdujo en la maquinaria impositiva. Tras la Revolución, el sistema fiscal se rigió por contribuciones equitativas de la ciudadanía, proporcionales a sus ingresos. El nuevo orden económico, fruto del concepto de una nación participativa, tuvo su reflejo en una institución fundada por Napoleón: el Banco de Francia. Todavía hoy encarna al estado galo en materia monetaria, crediticia y de tesoro público. El cielo, la tierra y el hombre La Revolución también replanteó las competencias de la Iglesia y el Estado, en el pasado compenetrados. Por un tiempo separó a este último de la religión, sobre la base de las libertades de culto, conciencia y expresión. Prueba de este nuevo enfoque fueron los derechos civiles que se concedieron a protestantes y judíos, antes marginados. O, tras el concordato firmado por Napoleón, el trato entre iguales entablado entre París y la Santa Sede. En el campo administrativo, ya en 1790 se había reordenado el territorio en un centenar de departamentos que barrieron la antigua división en señoríos. Los departamentos estaban regidos por un consejo general y un presidente, dos títulos de resonancias republicanas. En la era napoleónica –o de la consolidación revolucionaria– sumaron a su organigrama un prefecto. Era un delegado del gobierno central, que de este modo cohesionaba el tejido burocrático del país, radial y con eje en la capital. La Francia actual mantiene esta disposición. Como no podía ser de otra forma, la ideología fraternal de la Revolución se dejó sentir con toda su fuerza en el tratamiento de las personas por parte de la ley. La igualdad ante la justicia, la presunción de inocencia, la asistencia de un letrado en los tribunales o el derecho de hábeas corpus (de libertad individual y de protección ante las detenciones arbitrarias) fueron manifestaciones patentes de la profunda transformación experimentada por el estado en temas procesales. El ejército no sufrió menos modificaciones. Ahora lo integraban ciudadanos reclutados para defender la nación, no los intereses de la Corona. Si demostraban talento y valor, podían convertirse en oficiales, antes un privilegio de la aristocracia. Además, solían incorporarse a las fuerzas armadas mediante levas masivas, precursorasd el servicio militar moderno. Signos de una era nueva Una sociedad que impulsaba cambios tan radicales como los que desarticularon el Antiguo Régimen no podía ignorar la remodelación de la educación. La formación de las nuevas generaciones en los ideales revolucionarios era un asunto prioritario. Ya la Convención había establecido la escolarización obligatoria y gratuita. Los gobiernos sucesivos prosiguieron este camino para garantizar el acceso de todos los ciudadanos a los beneficios de la instrucción, antes reservada a los estamentos que podían costearse la enseñanza de forma privada. De igual modo, se estableció un profesorado seleccionado a través de exámenes, basado en el mérito intelectual, y no en las ventajas de la cuna o la fortuna. Se fundaron, por otro lado, instituciones como la École Normale, el Institut de France o la Universidad de Francia, determinantes en la preparación de investigadores y docentes tan capacitados como laicos. Los ecos de la Revolución propiciaron plataformas liberales que, en un momento u otro del siglo XIX, manifestaron sus reivindicaciones.También se abrió a las masas la gran cultura. Las obras de arte, antes enclaustradas para placer exclusivo de los poderosos que las encargaban, fueron expuestas a la ciudadanía en espacios acondicionados expresamente con ese fin. Había nacido el museo público. El más importante de ellos fue el Louvre, ubicado en una antigua residencia real de París, cuyos cuadros y esculturas fueron en otros tiempos patrimonio de monarcas y magnates. El arte del momento también se hizo eco de los nuevos tiempos. Con la Revolución triunfó el Neoclasicismo, que, con lienzos de Jacques Louis David o Jean Auguste Ingres y mármoles y bronces de Antonio Canova o Bertel Thordvalsen, imprimiría una monumentalidad grecorromana a los ideales republicanos y los héroes del día, Napoleón el primero. Los símbolos eran importantes. Había que borrar del inconsciente colectivo los signos de la época superada. Se había adoptado la bandera tricolor que añadía el rojo y el azul del blasón parisino al blanco de los Borbones, y se había dado carácter de himno nacional a La Marsellesa. El mismo año de la composición, dado que el rey no era válido como figura con que representar al estado nacido de la Revolución, se encarnó a la patria en Marianne, una muchacha de aspecto saludable tocada con un gorro frigio. Era la personificación de la República francesa. Por otra parte, el experimento galo influía notablemente en otros países. Lo hacía mediante la guerra, con las conquistas napoleónicas, o bien como modelo a seguir por aquellos pueblos que pretendían sacudirse de encima una corona o independizarse de una metrópoli. La burguesía europea tomaba buena nota de los progresos obtenidos en Francia. También las colonias españolas en América aprendieron la lección. En el primer caso, los ecos de la Revolución propiciaron plataformas liberales que, en un momento u otro del siglo XIX, manifestaron sus reivindicaciones. El año clave fue 1848, cuando las poblaciones de diversos países se levantaron en armas contra sus jerarcas para lograr avances democráticos que rompieran los lazos serviles heredados de la Edad Media. Pero el coletazo revolucionario también pudo sentirse previamente, por ejemplo en la España de 1820. El general Riego, cabeza militar del movimiento, acabó ejecutado, pero antes consiguió que el absolutista Fernando VII jurara la Constitución gaditana de 1812 (aunque la rechazara luego). La propia Francia volvió los ojos a su historia reciente cuando en 1830 se alzó contra el desfasado despotismo de Carlos X. Los resultados logrados en Hispanoamérica fueron más extremos y perdurables. Las corrientes libertadoras protagonizadas por Simón Bolívar en el norte o por José de San Martín en el sur actuaron inspiradas en cierto modo en la guía práctica que supuso la Revolución Francesa para los republicanos de todo el mundo. Aprovechando los efectos de la invasión napoleónica de la península ibérica, arremetieron desde los primeros años del siglo XIX contra el poder colonial. Así se consiguió la independencia de la Corona española en territorios que, además, se constituyeron en repúblicas. La luz revolucionaria iluminó ese amplio proceso de emancipación igualitaria. De algún modo, el ciclo iniciado en Francia en 1789 continuó proyectándose en el siglo XX con las revoluciones rusas de 1905 y 1917 o la mexicana de Zapata y Pancho Villa. Y la estela de la Bastilla se prolonga hasta la actualidad, cuando las democracias modernas se reconocen hijas, o al menos nietas, de la Revolución Francesa. Lo mismo sucede con algunas recientes demandas indigenistas y con toda reivindicación de autodeterminación y justicia social. Incluso el concierto internacional que encarna la ONU puede considerarse deudor del ideario de la libertad, la igualdad y la fraternidad. La Declaración de los Derechos del Hombre adoptada en 1948 tuvo un valioso borrador en la del Hombre y del Ciudadano de 1789. No en vano, la historiografía marca el ciclo revolucionario como división entre Edad Moderna y Contemporánea, entre la del absolutismo y la de la igualdad. LA CRISIS DE 1789 (A) Situación política: El pueblo francés ya estaba cansado y no confiaba en la sociedad de órdenes, tal como existía hacia finales del Siglo XVIII y tal como más o menos venía repitiéndose desde hacía cientos de años, puesto que en los hechos había derivado en una clase privilegiada (la nobleza) demasiado rica, con muchos poderes, y poco numerosa, que confrontaba con una mayoría de la población (el llamado estado llano), que era extremadamente pobre, y que tenía muy pocos derechos.12 (B) Situación económica: Francia había sufrido, durante los años que precedieron a 1789, numerosas sequías y heladas, lo que había arruinado varias cosechas. No obstante esa penosa situación, los agricultores debían cumplir con sus obligaciones fiscales, independientemente de los rendimientos agrícolas obtenidos. Y poco a poco, y año a año, la situación se transformó en insoportable, pues en los campos y en ciertos sectores de las ciudades, la desnutrición y aún la muerte por inanición, pasó a ser algo relativamente corriente.3 (C) Mundo de las ideas:4 Acciones de filósofos y enciclopedistas, así como acontecimientos internacionales (como por ejemplo la independencia estadounidense), también aportaron lo suyo, dando base teórica a la necesidad y posibilidad de instrumentar cambios; burgueses y aún nobles liberales, instruidos y de buen nivel cultural, hicieron sus contribuciones en cuanto a difusión de ideas nuevas y en cuanto a convincentes y encendidos discursos.5 (D) Situación social: Como resultado del devenir económico y de la rigidez de la estructura política que acaba de ser presentada, el pueblo aspiraba a mejorar su propia y penosa situación, ya que no podía tolerar ni soportar más una sociedad tan injusta y tan rígida, que los conducía a la extrema pobreza y al hambre.5 El agitado período prerrevolucionario de 1788-1789 desembocó en una verdadera movilización popular en la primavera de 1789, en la que la redacción de los cuadernos de quejas y la preparación de los Estados Generales en marzo-abril de 1789 impulsaron un mayor deseo de justicia social y de implicación política de las clases populares. Cuando se abrieron las sesiones de los Estados Generales en mayo de 1789, ya estaba en marcha una revolución política y jurídica que se concretaría en la creación de la Asamblea Nacional, convertida al poco tiempo en Asamblea Nacional Constituyente. Finalmente el 14 de julio de 1789, la Toma de la Bastilla, un cuartel-cárcel símbolo de la justicia arbitraria y del despotismo, marcaría simbólicamente el final del absolutismo.6 LOS ESTADOS GENERALES Los Estados Generales constituían en la Francia del Antiguo Régimen una asamblea o junta magna que convocaban los reyes para, con carácter excepcional, tratar asuntos urgentes, fundamentalmente de índole legal o financiera, como era recabar impuestos extrarodinarios. Creados a comienzos del siglo XIV, se habían reunido en contadas ocasiones, la última vez en 1614. En ellos estaban representados los estamentos feudales divididos en tres brazos: la Nobleza (primero), el Clero (segundo) y el resto de los súbditos (el tercero). Sus representantes (diputados) eran elegidos mediante asambleas, y cada una de éstas aportaba unos documentos denominados “cuadernos de quejas”, en francés “cahiers de doléances”, donde se detallaban sus problemas y aspiraciones. El 5 de mayo de 1789 se reunió la asamblea en Versalles, convocada por Luis XVI a instancias de su ministro Necker con la pretensión de resolver la crítica situación por la que atravesaba la Hacienda francesa. Los diputados sumaban un total de 1.138 individuos, repartidos de la siguiente manera: 270 por la Nobleza, 291 por el clero y 577 por el Tercer Estado, con lo que los diputados de éste último igualaban los de los dos primeros. Lejos de tratar los asuntos para los que originalmente habían sido convocados, los diputados se enfrascaron durante largas sesiones en cuestiones de procedimiento. Los del Tercer Estado reclamaban que las reuniones tuviesen lugar en una misma sala y no por separado, a lo que se oponían los otros dos. Ante la imposibilidad de llegar a acuerdos, los diputados del Tercer Estado, reunidos en una autodenominada Asamblea Nacional en el frontón de Versalles (Juego de la Pelota), juraron no disolverse hasta redactar una constitución para Francia ("Juramento del Juego de la Pelota"). LA ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE La Asamblea Nacional y la Asamblea Constituyente (1789-1791) Frente a las presiones para que la Asamblea Nacional se disolviese, el 20 de junio de 1789 los diputados juraron no hacerlo hasta elaborar una Constitución para Francia (Juramento del Juego de Pelota) . Desde ese instante la Asamblea Nacional se transformó en Asamblea Constituyente. A los intentos del monarca por reprimir una insubordinación que cuestionaba el orden establecido respondió el pueblo de París con el Asalto a la Bastilla, una cárcel estatal que representaba la odiada autoridad del rey (14 de julio). Las revueltas se extendieron rápidamente por todo el territorio francés.
La Asamblea Constituyente realizó la siguiente labor:
La Asamblea Nacional ponía la Revolución en manos de los sectores moderados, los girondinos. Con ella Francia dejó de ser una monarquía absoluta y se organizó como una monarquía de carácter limitado y constitucional. LA CONVENCION La Convención Nacional (1792-1794) La Asamblea Legislativa fue reemplazada mediante sufragio universal por la Convención Nacional. Ésta abolió la monarquía e implantó una República. La Convención contó en su seno con varias tendencias articuladas en los siguientes grupos:
Dos etapas configuraron este período
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El Terror francés fue un periodo entre 1793 y 1794 caracterizado por los cambios centrados en la violencia de la Revolución francesa. Un periodo que destacó por las medidas de carácter impositivo, que se verían obligados a tomar los miembros de la Convención Nacional, con el fin de hacer frente a todos los peligros (interiores y exteriores) que amenazaban la revolución.
Índice de contenidos
¿Cómo se organizaba el Gobierno del Terror?
Durante este Gobierno del Terror, Reinado del Terror o simplemente Terror, se crearían tres organismos. El Comité de Salud o Salvación Pública era el encargado de concentrar los poderes civiles y militares. A raíz del mismo se decretaría la leva en masa, debido a que según el mismo organismo, los franceses debían estar permanentemente al servicio de los ejércitos hasta que sus enemigos fueran expulsados fuera de los territorios de la república.
También se crearía el Comité de Seguridad General, encargado de buscar sin descanso a todos los enemigos de la Revolución.
Ser “enemigo” de la Revolución no significaba estar en contra de ella. A este organismo le valdrían por igual aquellos ciudadanos que, aun no habiendo hecho nada en contra de la libertad, no habían hecho tampoco nada por ella. De esta forma, y siguiendo estos criterios de selección tan amplios, se ejecutaría a muchísima gente inocente en la guillotina. Por este preciso motivo se le conocería como época del terror, pues no es de extrañar que cualquier ciudadano sintiera miedo por perder su vida en estos días.
Este último órgano estaba estrechamente relacionado con el Tribunal Revolucionario, que sería el encargado de juzgar a los acusados, sin apelación, condenándolos en la mayoría de los casos a morir.
Medidas del Gobierno del Terror
Todos estos organismos darían lugar a una serie de medidas. En materia económica, por ejemplo, se impondría un impuesto de la fortuna, confiscación de las tierras de los “enemigos del pueblo” así como de los sospechosos o las perquisiciones en los dominios de los banqueros.
El objetivo era el aprovisionamiento de la ciudad de París y su ejército, con el fin de evitar una insurrección popular. Por este motivo se tomaron también otras decisiones previas como recurrir a la pena de muerte para luchar contra los acaparadores o la prohibición de sacar capital fuera del país así como el cierre de la Bolsa.
Aunque evidentemente las medidas económicas, así como las detenciones y ejecuciones, son los aspectos que más destacan de esta época del Terror. Lo cierto es que en materia social y cultural también se realizarían otro tipo de medidas.
En materia social, se encargarían de abolir la esclavitud, disminuir el plazo de transición entre un divorcio y el nuevo matrimonio, reparto equitativo en las herencias y supresión de los privilegios de los primogénitos, reparto de los bienes comunales o censo de los indigentes que percibirían ayudas de los bienes confiscados entre muchos otros.
Asimismo, en materia religiosa y cultural se iniciaría la supresión de las congregaciones, la supresión de las universidades y academias, la creación del calendario republicano, una auténtica campaña de descristianización o la censura de los teatros parisinos “recomendando” obras patrióticas entre muchas otras.
En el próximo capitulo estaremos hablando de la Revolución industrial, cuando terminemos ese tema , enviamos el trabajo Mil gracias. POR AHORA MEMORICE, ESTUDIE Y REPASE LA REVOLUCION FRANCESA Y LA INDEPENDENCIA DE LAS TRECE COLONIAS..
Actividades De Etica ( Semana Del 13 16 de octubre).
TEMA: Mi aporte A La Justicia En mi entorno
Profesora: Judith Martinez
Lee el siguiente texto y responde a las preguntas posteriormente
"Ser libre no es solamente desamarrarse las propias cadenas,sino vivir en una forma que respete y mejore la Libertad de los Demás" Nelson Mandela"
NORMAS LOCALES Y NORMAS GLOBALES
En todos los países del mundo existen ciertas normas . En Japón, China y otros países de Asia ,por ejemplo , cuando una persona entra a una casa se retira los zapatos ; allí las muestras de afecto en publico se consideran indecorosas . En algunos países árabes se reprocha que las mujeres conduzcan vehículos, y a los ladrones se les corta la mano ; en Egipto y Arabia Saudí , se trasplantan normas religiosas como leyes estatales , aunque la mayoría de países , tienen un estado no confesional o laico y se promueve la libertad de cultos . Finalmente en los Estados Unidos aun se castiga con la pena de muerte ; sin embargo en Latinoamérica esta sanción no se aplica .
Tanto el origen como la permanencia de una norma dependen de su sentido y utilidad , es decir , para que pueda servir , que cosas impide y genera . Por ejemplo con la pena de muerte se pretende prevenir delitos y Crímenes somo el asesinato , lo cual es una contradicción para los Latinoamericanos .
De esta forma cada sociedad y cada individuo incorporan a su propia vida social e individual la norma o la modifican , según las concepciones de lo Justo e injusto , de lo correcto o incorrecto . La modificación o apropiación de cada regla esta ligada a lo que se aprende en cada experiencia.
Para que existen las normas y las Reglas?
Las normas y reglas permiten la organización social,si no existieran , las relaciones humanas serian caóticas. Existe una norma universal que es No Matar. es una regla que se nos inculca desde muy pequeños; sin embargo hay personas que atentan continuamente contra la vida de alguien , por esta razón existen castigos y sanciones para los que no la respeten . Imaginate como seria la convivencia con los demás sino existieran esas normas !
Una necesidad , un motivo o una experiencia negativa son el motor que han impulsado la aparición de una norma.
A veces los contextos determinan las normas , por ejemplo la ley afirma que la agresión a otra persona puede ser sancionada con cárcel o con una multa, pero si fue en defensa personal el contexto cambia y ahí cambia la penalización.
De acuerdo a la observación aprendemos a actuar a favor o en contra de una norma . Cuando observamos modelos de conducta correctos aprendemos a comportarnos en sociedad y los amigos, vecinos y demás ciudadanos, nos respetan y podemos enseñarles con nuestro ejemplo mas que con palabras a construir una sana convivencia,
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